Descripción
Vista de un monte repleto de viñas. Se encuentra en primer plano y ocupa prácticamente todo el lienzo. En la parte baja se ve el trozo de un camino, que junto a dos tramos más, lo rodean en espiral hasta llegar a su cima, uniéndose ésta con el cielo; en el lateral del mismo se aprecia una franja de la tierra rojiza. El suave monte está labrado y sembrado con infinidad de viñas estratégicamente colocadas. Las cepas están revestidas de profusión de hojas, aunque aún se aprecia el tronco por lo que se encuentra en la estación de primavera. En el fondo, a ambos lados de la cima del monte se ven otras ondulaciones cuajadas de almendros. Cierra la composición un pequeño espacio para el cálido cielo. Evaristo Guerra realiza este paisaje, como es frecuente en su obra, con la superposición de planos en la parte alta, aplicando una pincelada muy corta y pastosa pero de rico cromatismo, en colores fuertes resuelve el primer plano del monte, mientras que a los lejanos les da una mayor suavidad en ocres, amarillos y rosa, en parte por la distancia, también por el tipo de árboles que se encuentra en ellos.
Cuando salió de Málaga, en uno de sus viajes de vuelta, apreció lo que siempre había tenido delante y no había visto: La luz y el color de los montes de la Axarquía. Son características sus escenas con pequeñas aldeas, cortijos o paseros pero siempre repletos de vegetación, particularmente de almendros en flor. Pintor autodidacta refleja con su estilo lo ingenuo y nostálgico. Según el artista, su pintura es un constante sueño de nostalgia hacia la niñez, pero elaborado con los cinco sentidos. La define como la pureza en el sentir de las cosas, pureza en concebir el paisaje y siempre como la vida misma: Como el nacer y el morir. Forma parte del grupo de pintores más destacados de la corriente Naif malagueña junto a Manuel Blasco y Maria Pepa Estrada. Obra pintada al Óleo sobre lienzo y tiene un tamaño sin marco de 65cm x 80cm.
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