Descripción
Centra la escena el retrato de una mujer. Está sentada de frente en el interior de una habitación y mira fijamente al espectador mientras mantiene el brazo izquierdo sobre el respaldo de la silla. No obstante el peso del cuerpo lo lleva al brazo derecho que descansa sobre una mesa de tocador: En esa mano sujeta una borla de maquillaje, que le tapa el seno derecho. Está semidesnuda pues cubre medio cuerpo, hasta las piernas, con una bata que le cae del brazo izquierdo y le llega a la cintura, tapando levemente el seno. La bata o túnica es de tela fina con tonalidades en verde agua, celestes y rosas. Lleva el oscuro y ondulado pelo recogido, a la vez que tiene una gran flor blanca en él, está prendida en su lado derecho, tan baja que parece descansar entre el cuello y el hombro. La mesa de tocador es oscura, con altas patas torneadas sobre la que hay un espejo de mano y una pinza roja de pelo entre otros objetos. El fondo, la habitación en su totalidad es de tonos neutros, sin elementos que distraigan la atención y sin detalles que denoten ostentosidad en la composición.
La joven mujer, mira directamente al espectador con un tono de sensualidad y descaro, con tintes de provocación en su pose y ropaje. De equilibrada composición, Suárez Peregrín aplica una amplia pincelada en la que destaca el rico cromatismo, particularmente en el aplicado en las telas y carnaciones de la modelo. El pintor la ha plasmado en un momento íntimo, mientras se acicala. Es un tipo popular y exótico, bastante estereotipado, de algunas figuras femeninas del Albaycín granadino y que en tantas ocasiones plasmaron no pocos artistas, destacando entre ellos a sus contemporáneos Owen Apperley o Soria Aedo, entre otros. Tiene un tamaño sin marco de 92cm x 73cm.
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